Ese pedacito del taller de Villa Elisa era de viqui. Tiene ese aire eterno que quizás sea por la madera o por la despintada despareja de la puerta, o quién sabe. Tanto la pinotea como las aberturas nos las regaló la tatá, tía de viqui de su casa en el barrio de San Cristobal en  Buenos Aires.

1 comentario:

  1. Vicky, Fer, el lugar es precioso y el proyecto fantástico, los felicito!!

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