Aquí me pongo a cantar

Espacio Cerámica es nuestro taller de cerámica artesanal. Recientemente nos instalamos en Gaiman, Chubut, para continuar nuestro proyecto de alfarería en gres y porcelana iniciado hace un tiempo. El valle es un lugar que nos provee tanto de arcillas y caolines del dique Florentino Ameghino como de leña, principal combustible de nuestras quemas.

Nuestra cerámica es reflejo de nosotros mismos, estamos en la búsqueda de nuestros gestos más auténticos. Nos alegra y alimenta estar en esta tierra de Tehuelches y Mapuches en una conexión más intensa con la naturaleza. El río Chubut y la cercanía al mar Atlántico sur son nuestros referentes de tiempo e inmensidad. Nos recuerdan nuestro deseo de que el agua no deje de correr ni el fuego de ser.

Los invitamos a visitarnos (cita previa) Fernando López y Victoria Drisaldi.

Quema de fin de año

Con esta quema damos por finalizado nuestro año. Ya respiramos aire de verano, la nueva brisa que viene del mar. Fue un año con muchas expectativas puestas en nuestra cerámica y en Prometeo. Recién en esta quema alcanzamos algo que roza aquello que anhelamos: sacamos piezas vivas. Sea lo que cada uno entienda por eso. Una cerámica con ángel como nos dijo alguien una vez.

Alguna vez viste el alma de una vasija? 
Alguna vez viste al tiempo en un cántaro? 

Hace no mucho estaba yendo y viniendo de la galería donde mostramos nuestras piezas al taller llevando piezas terminadas. El trecho es de más o menos unos 25 metros y de repente empecé a escuchar a las vasijas cantar. Fue sumanemte curioso, parecía que las piezas se llenaban de aire y lo soltaban dando idea de un espacio lleno y vacío. Una hermosa magia, que en la Patagonia se asocia al canto de las ballenas. No será  Prometeo primo de las ballenas?

Esta quema fue distinta a las anteriores. Empezamos a entender lo que escuchamos decir a Nic Collins hace poco, las belleza de las cicatrices del fuego, donde no se busca la perfección sino la esencia porque la perfección es aburrida.




 Después de haber terminado de cargar el horno, tarea que nos llevó dos días, nos dijmos que todo lo que había dentro realmente no importaba, que hagamos la quema y que dejemos que eso fluya. A partir de ahí organizamos los turnos de quema y fuimos al pueblo a buscar lo que necesitábamos de comida  para esos días. 


Algunas flores de Rosa Mosqueta y nuestro ritual de sahumado para iniciar la quema. Agradecer  a la Pachamama y pedir al Guaira que no asome mucho. De paso agradecemos los insumos para sahumar que nos envía la tatá desde Jujuy.


El primer día de quema es super tranquilo, según nuestro esquema en las primeras 24 hs estamos alcanzando los 1050 °C. Acumulando ceniza y entrando en clíma con el horno.


















                            Fin de quema. Cerrando el horno y rastrillando un poco la madera tirada.




Después de tres días abrimos el horno. Una alegría inmensa. Es curioso encontrarse con  las piezas  después de la quema. La transformación que sufren hace que a primera vista parezcan ajenas. Incluso tienen ese aire de otro tiempo, tienen pasado. Sospecho que no es menor quemar en un horno que tiene una historia larguísima. Creo que un poco de todo ese tiempo que ya tiene el horno queda fundido en las piezas.




2 comentarios:

  1. wauuu hermanos! que hermoso! me gustaria mucho visitarlos, conocerlos, aprender de su experiencia... hermoso el lugar ese rio!!! si una vez anduve por ahi y sentí una energia muy fuerte y hermosa!
    abrazos con mucho amor y luz!
    Carla

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    1. Carla, gracias por tus cálidas palabras. Te esperamos por el taller! un abrazo fuerte
      los espacios

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